martes, 8 de mayo de 2012

Vagabundos


Jelooouuu.


Me perdí en el camino de la vida y pues no había actualizado porque soy una haragana, no precisamente porque tuviera muchas cosas que hacer.


Le comento, olvidado lector, que desde la última vez que me digné a escribir he vivido algunas situaciones muy jocosas, por ejemplo:


Escenario: Calle Vázquez, 2:15 p.m., martes… quizás miércoles… no recuerdo. Iba yo tranquilamente caminando del Instituto hacia la parada del camión para volver a casita cuando de repente un vagabundo que iba frente a mí me habla…


Vagabundo: ¿Me vienes siguiendo? *lo dice en un tono que revela que encuentra la situación claramente divertida*.
Yo: ¿Eh?, noo…
Vagabundo: Ahh, es que hace rato que vienes detrás de mí.
Yo: Mmm, ¿en serio?, no me di cuenta *que al caso*.
Vagabundo: Mucho gusto, yo soy José Luis (¿? No recuerdo su nombre), ¿cómo te llamas? *me tiende su mano a manera de saludo*.
Yo: Eeeh… Claudia *identidad falsa para emergencias*.
Seguimos caminando en silencio unos minutos
Vagabundo: ¿Te saqué de onda?
Yo: Síiii.
Vagabundo: ¿Pero bien o mal?
Yo: Este… nomás así…
Vagabundo: ¿Para dónde vas?
Yo: A la parada del camión.
Vagabundo: ¿Y de ahí?
Yo: Pues… a mi casa, espero.
Llegamos al cruce, la esquina donde está la farmacia y el semáforo.
Vagabundo: Bueno, me despido, cuídate mucho Claudia.
Yo: Mmm si, gracias… igualmente.
Fue algo incómodo…
Creerán que ya la había librado, pero una vez en la parada otro vago me abordó:
Vago 2: Qué bonitas tus uñas.
Yo: ¿Eh?... Gracias.
Vago 2: ¿Qué son? ¿Ranitas?
Yo: Sí, eso intente que fueran.
Vago 2: Muy lindas.


¿Cuántas probabilidades existen de que un vago te aborde en la calle? Muchas, seguramente. ¿Pero dos en menos de 10 minutos? La verdad que ya no me sorprende, soy como un imán para la gente extraña, loca o rara que anda suelta por las calles de Nogales. Tengo muchas anécdotas de vagos que me han hablado en la calle. Esta no es novedad. Recuerdo una ocasión en que iba con J por la calle cuando escuchamos a unos vagos discutir:


Vagoramdom: ¡Chingas a tu madre y todo el aire que respiras!


También está la vez en que un par de vagos se pelearon en camión por unos tennis que al parecer uno le robó al otro mientras dormía. En fin, que son muchas para relatarlas todas ahorita.

También tengo buenísimas noticias. El lunes comienzo mi penúltimo cuatrimestre en la universidad y para mejorar, en el nuevo campus, el definitivo, el nuestro. La desventaja es que ya no estaremos a unos cuantos pasos del Economax (ahora Super del Norte, pero en mí corazón y en el de todos siempre será Economax) para ir a comprar chucherías. Aunque, por otro lado, estaremos relativamente cerca de Soriana.


Pronto me despediré para siempre de mi “alma mater” y ya no pagaré otra cochina colegiatura y ahora sí que la quincena completa será para mí y mis oscuros fines, además podré decir con orgullo que mi carrera no me la pago el jodido banco ni ninguna sucia beca (sucia porque las cabronas me sacaban la vuelta a pesar de mi promedio de 9.8), sino que fue gracias al apoyo de mis padres y de mi trabajo. Ay qué bonito.


En el instituto buscamos huevos de Pascua y me disfracé de conejo, el día del niño todas las maestras nos disfrazamos de payaso y bailamos y bailamos y fue la fiesta escolar más divertida en la que he estado.


Creo que es todo lo que se me ocurre en este momento. Felicidad inmensa porque casi terminaré mi carrera y seré oficialmente una docente, Licenciada en Educación. Además se acerca el día de las madres y su correspondiente evento y el día del maestro y lo que sea que tenga planeado la directora para nosotros.


Quizás los mantenga informados… quizás se me pase. 


Cambio y fuera.

Esta entrada fue escrita el domingo .